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martes, 12 de julio de 2016

Yaroslavl, Rostov, Serguéi Posad, Moscú. Anillo de Oro

Tras un sueño reparador y un desayuno ruso hemos ido a visitar Yaroslav.

Esta ciudad, a orillas del Volga, empezó a ser importante en el S.XI cuando el principe Yaroslavl el Sabio conquistó la zona y el comercio con Europa y Oriente Medio la hicieron prosperar.

Río Volga

Hemos paseado a orillas del río y como en todas las ciudades  que visitamos ayer, hemos encontrado  iglesias ortodoxas con muchas cúpulas de diversos colores. Hemos entrado en una de ellas donde se estaba celebrando el oficio religioso y nos hemos visto envueltos en una atmósfera “especial”. Ha sido una experiencia interesante participar por unos minutos en la ceremonia: el sacerdote y los demás asistentes cantaban todo el rato, las mujeres llevaban la cabeza cubierta  con un pañuelo, el retablo estaba  ornamentado con imágenes doradas de Jesucristo y otros santos y un ligero olor a incienso creaba una sensación de paz y tranquilidad.

lunes, 11 de julio de 2016

Vladimir, Suzdal. Anillo de oro.

Ya estamos en Rusia, después de un vuelo muy tranquilo y bastante puntual en el que algunos apenas han dormido, hemos llegado al aeropuerto de Domodedovo. Es un aeropuerto enorme, moderno y espectacular pero incómodo para el viajero como todos los grandes hubs modernos.

La primera dificultad del día nos la hemos encontrado a las 5:30 h en el control de pasaportes, se les han estropeado los ordenadores y no podían comprobarnos el visado, pero allí nadie se inmutaba, tenemos la sensación de que los rusos se lo toman todo con mucha tranquilidad (menos conducir).

Desayunar, recoger el coche de alquiler y conseguir una SIM con wifi ilimitada por sólo 10 euros nos ha ocupado casi hasta las 8 y hemos salido en ruta hacia Vladimir. Vamos a visitar el Anillo de Oro, una zona con varios  pueblos y ciudades que son Patrimonio de la Humanidad, ya que en la época medieval fueron asentamientos poderosos y conservan los monumentos de esa época.

Y aquí han empezado las sorpresas del día, primero una carretera a medio asfaltar y llena de baches, sin lineas pintadas para separar los carriles. Luego una autovía donde los vehículos se incorporan y la abandonan sin carriles de aceleración, cruzando los carriles de sentido contrario si es necesario, y donde todo el mundo conduce sólo pensando en si mismo. Toda una experiencia condudir en Rusia, y una locura.

Finalmente hemos llegado a Vladimir, una ciudad que en el SXII en tiempos del zar Vladimir era la capital del país.


Edificios de estilo soviético se mezclan con otras edificaciones más modernas, lo mismo ocurre con los vehículos, coches, autobuses y trolebuses del siglo pasado comparten calzada con modelos más actuales. Nos ha sorprendido la cantidad de camiones que parecen recién salidos del rodaje de una película de la segunda guerra mundial.  Las ciudades, según Hugo,  parecen Chernobil y no le falta razón, ya que los edificios estan rodeados de árboles y hierba sin cuidar, así que esta vegetación le da un aire descuidado, como si la ciudad hubiera sido abandonada.