lunes, 11 de julio de 2016

Vladimir, Suzdal. Anillo de oro.

Ya estamos en Rusia, después de un vuelo muy tranquilo y bastante puntual en el que algunos apenas han dormido, hemos llegado al aeropuerto de Domodedovo. Es un aeropuerto enorme, moderno y espectacular pero incómodo para el viajero como todos los grandes hubs modernos.

La primera dificultad del día nos la hemos encontrado a las 5:30 h en el control de pasaportes, se les han estropeado los ordenadores y no podían comprobarnos el visado, pero allí nadie se inmutaba, tenemos la sensación de que los rusos se lo toman todo con mucha tranquilidad (menos conducir).

Desayunar, recoger el coche de alquiler y conseguir una SIM con wifi ilimitada por sólo 10 euros nos ha ocupado casi hasta las 8 y hemos salido en ruta hacia Vladimir. Vamos a visitar el Anillo de Oro, una zona con varios  pueblos y ciudades que son Patrimonio de la Humanidad, ya que en la época medieval fueron asentamientos poderosos y conservan los monumentos de esa época.

Y aquí han empezado las sorpresas del día, primero una carretera a medio asfaltar y llena de baches, sin lineas pintadas para separar los carriles. Luego una autovía donde los vehículos se incorporan y la abandonan sin carriles de aceleración, cruzando los carriles de sentido contrario si es necesario, y donde todo el mundo conduce sólo pensando en si mismo. Toda una experiencia condudir en Rusia, y una locura.

Finalmente hemos llegado a Vladimir, una ciudad que en el SXII en tiempos del zar Vladimir era la capital del país.


Edificios de estilo soviético se mezclan con otras edificaciones más modernas, lo mismo ocurre con los vehículos, coches, autobuses y trolebuses del siglo pasado comparten calzada con modelos más actuales. Nos ha sorprendido la cantidad de camiones que parecen recién salidos del rodaje de una película de la segunda guerra mundial.  Las ciudades, según Hugo,  parecen Chernobil y no le falta razón, ya que los edificios estan rodeados de árboles y hierba sin cuidar, así que esta vegetación le da un aire descuidado, como si la ciudad hubiera sido abandonada.



La hora de la comida ha sido verdaderamente caótica, no ha habido manera de comunicarse de manera satisfactoria con ninguna de las camareras del restaurante, aquí casi nadie sabe nada de inglés, cosa que nos sorpende. No han entendido que los niños habían pedido salchichas y  les han traido tres alitas de pollo para los dos. Después de esperar mucho rato, hemos vuelto a reclamar las salchichas y creíamos haber conseguido hacerles entender lo que queríamos. Mientras todos los rusos de turno entraban, comían, pagaban y salían, nosotros continuabamos sentados en la mesa esperando. Ochenta minutos después les han vuelto a traer otro plato de tres alitas. OMG. Y eso que Edgar chapurrea ruso, pero es verdaderamente difícil entenderse con ellos.

Hemos acabado en el Mc Donalds pidiendo unos wraps.

Hemos visitado la ciudad después de comer. Un monumental conjunto de iglesias y monasterios ocupa el centro histórico, así como un paseo con un balcón desde el que se divisa una estupendas vista de toda la zona, repleta de árboles hasta que la vista nos alcanza.

Destaca la Iglesia de la Asunción, la más grande de la ciudad, coronada por 5 cúpulas doradas. También nos ha gustado la catedral de San Demetrio, con el exterior de piedra blanca tallada con figuras con muchos detalles.








Junto a algunos monumentos que hemos visto hoy hay montículos cubiertos de hierba, que primero pensábamos que su función era  poder ver los monumentos desde arriba y luego hemos descubierto que son restos de antiguas murallas.

De aquí nos hemos ido a Suzdal, el pueblo con más monasterios por habitante que hayamos visto jamás. En un meandro de río y repleto de prados, con un aspecto totalmente rural, este pequeño pueblo conserva 30 edificios históricos entre iglesias, catedrales y monasterios, además de las murallas de algunas de ellos. Hay tantos porque en los S XII y XIII fueron encargados por los comerciantes adinerados de la zona. Hemos paseado por sus calles, los hemos contemplado por fuera, desde arriba gracias a los montículos-muralla, y hemos entrado en una de ellas, pequeña pero muy adornada, donde una feligresas cantaban maravillosamente en el altar.








También hemos visitado un museo al aire libre de Arquitectura de madera y de la vida campesina. Iglesias, graneros, molino y casas de varios puntos de la región han sido trasladadas aquí, y se puede ver como eran las viviendas tradicionales, algunas con los muebles y los utensilios originales.








Nuestro último destino del día era Yaroslav, a dos horas y media de camino. El GPS nos ha metido por las carreteras con más baches que hayamos podido ver en la vida, pero es que incluso cuando finalmente hemos salido a la carretera principal, los baches ( aunque en menor cantidad) han continuado.

Agotados del largo día hemos llegado a la ciudad, con energías solamente para cenar algo rápido e irnos a dormir.

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2 comentarios :

dgmhall dijo...

Very entertaining Txus and I look forward to the next episode. Waiting 80 minutes for chicken wings when what you wanted was sausages! You have more patience than me! Beautiful pictures as usual.

TMT dijo...

Thank you David! Is it difficult to have more patience than you? Defintely no!