martes, 2 de agosto de 2016

7 experiencias imprescindibles en los Países Bálticos

Todos los viajeros que van a las Repúblicas Bálticas, Estonia, Letonia y Lituania, seguro que visitan las capitales Tallin, Riga y Vilnius, tanto si van siguiendo al guía de un tour organizado o han decidido hacer el viaje por su cuenta.

Estas tres ciudades, cada una en su estilo, tienen mucho encanto, y sus principales monumentos merecen que nos detengamos a contemplarlos. Nos encontraremos murallas, torres, catedrales ortodoxas, parques, edificios art-nouveau, estrechas callejuelas y amplias avenidas.

Pero estos tres países también tienen rincones con encanto que los viajes organizados y los principales circuitos turísticos dejan a un lado. Nosotros os recomendamos:

1.- Adentrarse con un candil en los torreones del castillo medieval de Cesis (Letonia)


Es difícil imaginar nuestra vida sin todas las comodidades y avances tecnológicos que nos rodean.
El simple hecho de visitar un castillo sin luz eléctrica nos hace retroceder a una época donde el día a día de las personas era totalmente diferente del nuestro.
Además, la ciudad de Cesis se encuentra en el Valle de Gauja donde podremos disfrutar de un sinfín de actividades deportivas en la naturaleza.


2.- Visitar la antigua base de misiles nucleares soviéticos en el parque Nacional de Zemaitija (Lituania)

En medio de un idílico Parque Nacional nos sorprendió encontrar esta escondida base de misiles nucleares que estuvo activa en la Guerra Fría. Recorrer los túneles y las instalaciones subterráneas de un silo nuclear no es algo que se pueda hacer en muchos lugares.


3.- Impresionarse en el Memorial del campo de concentración de Salaspils (Letonia)

La Segunda Guerra mundial y las consecuencias que tuvo sobre la población civil está presente en múltiples rincones de los Países Bálticos. Estonia, Letonia y Lituania pertenecieron a la Unión Soviética y sufrieron los efectos de la guerra y de la ocupación nazi. El lugar donde se encontraba el campo de concentración de Salaspils, al sur de Riga, ha sido convertido en un memorial a las víctimas de la guerra.


4.- Recorrer caminando el Altja Nature and Culture Trail, pasando por las antiguas casas de pescadores en el Parque Nacional de Lahemaa (Estonia)

Los Países Bálticos son poco montañosos por lo que realizar excursiones en sus parques nacionales está al alcance de todos los públicos. En Lahemaa podemos elegir varios recorridos en los que disfrutar de la costa, los bosques, los terrenos pantanoso y captar la esencia de la vida rural en esta zona.


5.- Viajar en ferry hasta la isla de Saaremaa y visitar los molinos de viento de madera (Estonia)

Una isla que permaneció casi aislada del continente durante años y que ha conservado las edificaciones del SXIX bien merece una visita. Además le añadimos el atractivo de que a la isla hay que acceder en Ferry, algo que va a añadir emoción a la visita si viajamos con niños.


6.- Tomar una sauna en una cabaña de madera

En muchos alojamientos rurales de los países bálticos las cabañas están equipadas con sauna. Después de un agotador día de visitas no hay nada como relajarse en la sauna y luego cocinar tu propia barbacoa al aire libre.


7.- Enmudecer ante la devoción y la determinación de un pueblo en la Colina de las Cruces (Lituania)

Cerca de Siauliai se encuentra uno de los lugares de culto religioso más curiosos que hemos visto nunca, se estima que alrededor de medio millón de cruces simbolizan la fe y la resistencia del pueblo lituano. Os recomendamos evitar las horas de máxima afluencia de visitantes.
 




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