viernes, 5 de agosto de 2011

Jornada 15. Eisresenwelt

El tiempo se ha comportado y no ha llovido hasta que hemos llegado al apartamento, pero sólo unos minutos.
Después de desayunar pan recién comprado y pastas de la panadería de abajo nos hemos ido hacia las cuevas de hielo más grandes del mundo. El día estaba un poco pocho pero no tenía que llover hasta por la tarde. Hemos llegado de los primeros y hemos podido aparcar cerca de la taquilla. Desde la taquilla hasta la estación inferior del funicular hay unos 20 minutos andando y puedes escoger el camino con vistas o por un túnel que hace parte del trayecto. Desde el teleférico no se veía la estación superior por una niebla espesa que ocupaba todo el valle.

Pero la hemos traspasado y el sol brillaba con todo su esplendor dejando ver unas montañas preciosas y un mar de nubesa su alrededor.




Desde allí hasta la entrada de la cueva había otros 20 minutos de subida a pie.

Al llegar nos hemos puesto ropa de abrigo porque la cueva está a 0 grados.



La visita merece la pena, la cueva es muy grande y dentro se forman pequeños (algunos no tanto) glaciares al filtrarse el agua en primera y chocar con el frío interior de la cueva (en invierno llega a -10 grados). Te da un linterna de carburo y el guía va encendiendo unos hilos de magnesio que alumbran mucho mejor. Se entra por la parte más baja de la cueva (entre la ida y la vuelta hemos pasado por unos 1400 escalones) y es muy curioso porque hay una corriente de aire muy potente al abrir la puerta porque el aire frío quiere salir. La puerta de entrada permanece abierta todo el invierno para que entre el frío mientras la cueva está cerrada al público.

Al salir de la cueva se había levantado la niebla y se veía una estupenda panorámica del valle.





Hemos ido bajando y parando a hacer fotos, sobre todo al castillo de Werfen que es muy bonito, porque está en lo alto de una colina que domina el valle.







Sobre las 12:15 estábamos de vuelta en el coche y nos ha sorprendido la cantidad de gente que subía, la cola en la estación inferior del teleférico (como en las minas de ayer), la cantidad de coches y lo lejos que tenían que aparcar algunos.


Hemos decido ir a Radstatt que es una ciudad que conserva la muralla medieval y las torres de las esquinas. Hemos comido en el camino.







Hoy hemos vuelto pronto al apartamento para descansar para el largo viaje de mañana y para poder poner una lavadora lo cuál ha sido mucho más complicado de lo que esperábamos en un principio.

Esto se acaba....

No hay comentarios :