lunes, 16 de julio de 2012

Jornada 3. Selfoss, Seljalandsfoss, Skógar, Solheimajökull, Dyrholaey, Reynisfjara.

Lunes, 16 de Julio de 2012.

Cuando nos hemos despertado lucía el sol, no había nubes ni soplaba el viento, es lunes, como en España el fin de semana hace un tiempo de perros. Pero hoy y aquí hemos podido dejar en el armario los anoraks y los gorros.

Hemos ido a Selfoss buscando un super. Hemos encontrado el famoso supermercado Bonus, el del cerdito, ¡pero no abrían hasta las 11:00!

Después de hacer la compra en otro super hemos llegado a la cascada Seljalandsfoss. Sus aguas provienen del deshielo del famosísimo glaciar del volcán Eyjafjallajökull, el cuál tuvo paralizado el tráfico aéreo en Europa en 2010. Al acercarse por la carretera 1, se ve una pared vertical con un altiplano encima.



Por la ladera se precipitan varias cascadas. La más grande y vistosa es la Seljalandfoss. No es muy caudalosa pero es elegante, cae en varios hilos sobre una laguna la cual se puede rodear a pie quedando detrás de la cascada.






Al poco hemos llegado a Skógar. La cascada Skogarfoss cae sobre un lecho de arena negra antes de llegar al mar. Esta cascada sí que es caudalosa y bastante alta, unos 60m, además cae de una manera muy regular en toda su anchura, casi tiene las proporciones perfectas. Unas escaleras permiten alcanzar la parte superior para disfrutar de las vistas.






Por la tarde hemos ido al museo popular de Skogar. Una parte del museo está dedicada a los cachivaches que reunió un prohombre del pueblo. La parte más interesante, al aire libre, son las reproducciones de edificios tradicionales, amueblados de época. Un edificio anexo alberga una exposición sobre el transporte, que muestra vehículos antiguos.



Al finalizar la visita hemos hecho una pequeña excursión a otra catarata cercana, la Kvernufoss. Se encuentra en un camino estrecho y escondido y difícilmente localizable, por lo que no acostumbra a tener visitas, aunque las merece tanto como cualquier otra, no sólo por la cascada en sí, sino también por el recorrido hasta ella que discurre por la orilla del río y sobre un prado plagado de flores encajonado entre las paredes del valle. Es similar a Seljalandsfoss pero el entorno es más agreste, casi de un anfiteatro natural que amplifica las sensaciones.



Siguiendo la ruta hacia el este, hemos llegado a Solheimajökull, una lengua del glaciar Myrdalsjökull.


Los 4 Km de camino desde la carretera 1 no están asfaltados y se hacen un poco largos. Tras caminar unos minutos se llega al inicio del glaciar. Es una sorprendente mezcla de blanco y negro, blanco del hielo del glaciar y negro de las cenizas volcánicas y demás sedimentos que acumula en su superficie. Además, se encuentra salpicado de conos de sedimento negro que forman pequeñas montañas sobre el hielo.





Siguiendo con los contrates de este país, al poco de abandonar el glaciar, hemos llegado a la playa, a Dyrholaey. Es un promontorio sobre una playa de arena negra donde anidan multitud de aves, incluyendo a los típicos y bobos frailecillos (lundi).




El paisaje es maravilloso tanto si miras al este o al oeste, ya que se pueden admirar curiosas formaciones rocosas en el mar, acantilados altos y verticales, arcos de piedra sobre el mar y columnas de basalto que lo forman.




Al final de la playa está Reynisfjara, pero para acceder a ella hay que deshacer el camino y volver a la carretera 1 para tomar un nuevo desvío que nos vuelve a acercar a la línea de costa. Desde aquí se pueden observar perfectamente el promontorio de Dyrholaey y el arco que forma.



Además de los "pináculos rocosos" que emergen del mar y las famosas columnas de basalto de Halsanefshellir por las que los niños han estado escalando y donde los frailecillos tienen sus nidos lejos del alcance de escaladores.





Decidimos pasar aquí la noche rodeados de naturaleza y vistas indescriptibles.

 

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