Prejmer, Brasov y Magura

¡Vaya día ! Allí donde llegábamos estaba lloviendo.

La iglesia fortificada de Prejmer es la más sorprendente y original de todas las que hemos visto. Construida en el S.XIII,  la muralla que rodea la iglesia tiene 272 pequeñas celdas que permitían albergar a toda la población en caso de ataque o asedio.
Un sinfín de pasarelas y escalinatas dispuestas aparentemente sin ningún orden comunican las celdas entre ellas. El visitante puede pasearse por estas escaleras y incluso acceder a un pasadizo que rodea toda la muralla por la parte superior. ( entrada 10 lei adultos, 5 leí estudiantes)

Al llegar a Brasov también llovía con fuerza, pero nos hemos ido a visitar el centro de la ciudad. La iglesia negra, que no lo es tanto, se encuentra junto a las murallas y da paso a la plaza Sfatului y a la zona peatonal, plagada de comercios, restaurantes y cafés con terrazas que evidentemente estaban completamente vacías. Al rato ha salido el sol y hemos podido disfrutar de una vista mucho más agradable de la ciudad que la que habíamos tenido durante la tormenta.

Debíamos continuar la ruta hasta Bran y a media tarde hemos hecho una pequeña parada en Rasnov.

Por la tarde como ya no llovía hemos tenido la peor idea del día, ir hasta el pequeño pueblo de Magura situado en el Parque Nacional de Piatra Craiului, donde se suponía que nos esperaba un bucólico paisaje alpino en el corazón de los Cárpatos. Al llegar allí, después de recorrer una estrecha y empinada pista de montaña de 5 km desde Zarnesti, ha empezado a caer una intensa tormenta con rayos y truenos. Así que nos hemos quedado casi sin contemplar el paisaje. Y la peor parte de la aventura estaba por llegar. Al bajar con el coche, el río se estaba desbordando y a ratos ocupaba la carretera, por lo que el trayecto hasta el valle ha sido bastante difícil y tenso. Moraleja: sólo visites Magura en los días soleados.

Finalmente hemos llegado a Bran sanos y salvos y sin ganas de volver a salir de la casa por hoy.