Para despedir el año no hay nada mejor que un poco de montaña. La ruta de hoy no ha sido demasiado larga ni exigente y nos ha deparado algunas sorpresas.
La ruta empieza en la urbanización Masies Catalanes. Dejamos el coche en una calle sin salida (carrer del Salze) y de allí mismo parte el sendero.
Enseguida nos adentramos en el bosque y pasamos por el Mas del Panxó que tiene unos perros sueltos que se nos acercan y nos ladran. Pasamos rápido por este punto.
Nuestro primer destino es Bonretorn. Vimos el otro día un diorama en la Prioral de Sant Pere de Reus ubicada en este lugar y teníamos ganas de visitarla.
Nos acercamos al pueblo, la docena de casas que hay, la iglesia y las pequeñas calles son encantadoras. Algunas casas están restauradas y en otras se nota el paso del tiempo y el abandono.
De pronto reconocemos en un jardín un buzón antiguo que usó nuestra prima Esther en la fiesta de su 60 cumpleaños. Preguntamos a un señor que sale de la casa y nos encontramos con que son familia de nuestros primos. Acabamos visitando la casa familiar restaurada, que tiene una bonita y colorida escultura de un dragón en la fachada.
Seguimos con la ruta, ganamos un poco de altura y podemos divisar unas vistas extraordinarias del Camp de Tarragona.
Descendemos bastante y entramos en una zona muy húmeda, junto al Torrent d'en Ferreró, donde encontramos la Ermita del Sagrat Cor, cubierta de enredaderas y musgo, que parece sacada de un cuento de misterio.
Volvemos a ascender durante un trecho y llegamos al Mas de Barberà, también abandonado y en ruinas. Es un poco triste ver como se han ido abandonando las pequeñas explotaciones ganaderas y agrícolas que había diseminadas por esta zona. Seguro necesitan mucha dedicación y que en los tiempos actuales no son rentables, por lo que sus dueños acabaron buscando otros trabajos en la ciudad y dejaron la vida sacrificada del campo.
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