Se han acabado nuestras noches de cámping y nuestras visitas a los National Park. Volvemos a la civilización, con sus ventajas ( ducha, cama, electricidad) y sus inconvenientes ( atascos de tráfico, humo y ruidos).
La primera tarea del día ha sido desmontar, guardar o regalar todos los artilugios de cámping y la segunda llegar a San Francisco dando un poco de vuelta pues la carretera por la que teníamos que pasar estaba cortada a causa de un incendio.
Al llegar a la bahía de San Francisco hemos salido de la autopista en Castro Valley para poder decir que habíamos estado en el pueblo de nuestro amigo Joan Rosell y hemos aprovechado para comer.
Antes de entrar en la ciudad, en la zona montañosa y de bosque que rodea San Francisco hemos estado en el Muir Wood National Monument, un bosque de secoyas redwood. Estos árboles, a diferencia de las secoyas gigantes que hemos visto en los días anteriores, crecen en la costa de California a cotas bajas y son más altas pero con tronco menos grueso. Hemos recorrido un sendero señalizado por un bosque muy húmedo, lleno de helechos, secoyas y arbustos de muchas clases.