Aprovechamos el puente de la Constitución para visitar Almería, una ciudad donde siempre hace buen tiempo y donde tuvimos una acogida de lujo por parte de nuestra prima Eva, gran guía turística, excelente conversadora, fantástica cocinera y mejor persona que se desvivió por hacer agradable nuestra estancia en la ciudad.
El sábado por la mañana cruzamos la ciudad a pie con destino a la Alcazaba y por el camino fuimos encontrando muchos monumentos y rincones interesantes.
La catedral, con estructura de fortaleza, está dotada de almenas, torreones y contrafuertes es sorprendente.
La fachada no sigue el estilo militar del resto del edificio.
En la Plaza de la Constitución se encuentra el Ayuntamiento viejo, el monumento a los "Coloraos" y la Oficina de Turismo.
Poco a poco fuimos dejando atrás la parte moderna y nos fuimos acercando a la Alcazaba, la cual ya vislumbrábamos desde hacía un rato pues se alza encima de un cerro en el extremo oeste de la ciudad.
La Alcazaba es una ciudadela construida por los árabes durante su dominio de la Península pero que fue posteriormente ampliada por reyes cristianos.
La visita, guiada por Carlos, que comienza a las 11 h es totalmente recomendable. Con él recorrimos los tres recintos que componen el monumento. Fuentes, jardines, pozos, aljibes, restos de termas y torres de defensa fueron apareciendo en el itinerario, además de unas vistas espléndidas sobre la ciudad, el puerto y el mar.
Mientras volvíamos a casa fue fácil tomar el aperitivo en un par de bares, aquí con la bebida te sirven siempre una tapa a elegir que la gente suele tomar de pie en la barra.
En el puerto, el cable inglés es el último tramo de un ramal de vía que servía para cargar el mineral, extraído en las minas cercanas, en los barcos.
Por la tarde, más descansados, continuamos con la visita. La antigua estación de tren, actualmente cerrada y sin ningún uso, estaba ubicada en un edificio precioso.
También visitamos el museo Arqueológico, donde lo más interesante fue conocer cómo era la civilización de los Millares, una antigua sociedad agrícola y ganadera del Neolítico que vivía en esta zona.
Y ya de noche acabamos de ver algunos de los edificios singulares de Almería y la decoración navideña de la ciudad. La casa de las Mariposas nos gustó especialmente.
El día siguiente lo dedicamos a visitar una parte del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar, una preciosa zona costera con dunas, playas, aguas cristalinas, palmeras, acantilados, castillos y pueblos de pescadores.
Empezamos por el Cabo de Gata, con las rocas de formas caprichosas que sobresalen junto a la costa y que son conocidas como Arrecife de las Sirenas.
Montaña de sal en Las Salinas.
Marismas en las Salinas
Vegetación de matorrales y arbustos cerca de la playa de los Genoveses.
Playa de los Genoveses.
Molino del Collado de los Genoveses, junto al pueblo de San José.
Duna petrificada de la playa de los Escullos, es curioso de ver como el suelo tiene apariencia de arena pero es roca.
Completamos el fin de semana con una visita exprés a Benamaurel atravesando el desierto de Tabernas, una larga caminata por el paseo marítimo mientras se ponía el sol, una incursión rápida al centro comercial Mediterráneo y unas cuantas horas de relax en el sofá.
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