La Porta del Cel. De Vallferrera a Tavascan. Etapa 5.

El día ha empezado muy temprano, a las cinco y media sonaba el despertador para poder desayunar a las seis, porque la etapa de hoy, de 22 km, era la más larga de toda la travesía.

En cuanto ha empezado la primera bajada, Estela se ha dado cuenta (aunque ya lo sospechaba anoche) que no estaba en condiciones de realizar el recorrido del día, la uña de un dedo del pie le dolía mucho al rozar con la bota e iba cojeando.
Así que nos hemos separado en el Pont de la Molinassa. Estela emprendía la bajada por una pista hasta Àreu, el pueblo más cercano desde el que confiaba poder llegar de alguna manera hasta Tavascán, como así ha sido gracias a un par de conductores que han parado a recogerla por el camino.

El resto hemos seguido por el camino que tocaba para completar la última etapa del trekking, que comenzaba con una ligera subida por un bosque, cerca del río Noguera de Vallferrera. Al subir por la ladera hemos llegado a un prado con una cabaña de pastores que pensamos que se puede usar como refugio (Cabana de Bassello). En ese momento la subida se hacía más pronunciada y había que pasar por una zona de matorrales altos que casi no dejaban camino libre para seguir la ascensión.

Menos de una hora después se llegaba al Estany de Baborte, el cual hemos tenido que bordear y tras una ligera ascensión llegamos al refugio no guardado de Baborte y a un prado lleno de riachuelos que desembocaban en el lago. Éste era el momento de rellenar las cantimploras porque no había previsión de encontrar agua en el resto del camino.

En este punto nos hemos unido a cuatro de nuestros compañeros de ruta y juntos hemos afrontado la subida al Coll de Sellente o Baborte (que original). Es una fácil subida, aunque había un poco de nieve, de unos 200 m de desnivel.

Al llegar abajo del pequeño valle que le sucedía debíamos decidir si continuábamos por el camino oficial o si tomábamos el camino de las Canales de Sellente (Planell de Sant Pau, Cabana de Sellente) que llega hasta el Pla de Boavi, para llegar a Tavascán por una pista forestal. Como nos encontrabamos bien de fuerzas hemos decidido seguir con nuestros compañeros de ruta y hacer el camino largo que tenía un complicada ascensión de 200 m para llegar al Coll de la Llaguna.

Aquí empezaba un altiplano impresionante a 2600 m desde donde hemos podido observar algunos tramos de la ruta que hemos recorrido los días anteriores como el lago de Certascán y la Pica d'Estats. Y no sólo eso, unas increíbles vistas de multitud de montañas del Pirineo tanto del catalán, el aragonés, el andorrano y el francés. Por fin hemos llegado a la Porta del Cel.

Poco después hemos ascendido unos pocos metros para alcanzar la cumbre la la Roca Cigalera (2668 m).

Al seguir por el altiplano hemos pasado por al lado de la Pica Estela y hemos empezado una bonita bajada hacia la Bassa de la Ribera.

Hemos seguido descendiendo y hemos pasado por trechos con árboles y caballos pastando. A la sombra de uno de estos árboles nos hemos refugiado para comer. Mientras comíamos hemos podido ver dos rebecos en lo alto de un nevero.

Al reanudar la marcha hemos pasado una cabaña de pastores (Cabana de la Ribera) y hemos empezado una bajada de 1000 m de desnivel que nos ha llevado a Tavascán, el punto donde comenzamos nuestra ruta y donde la teníamos que finalizar.

La primera parte baja por un agradable paseo al lado del río, Ribera de Boldís.

Poco después hemos avanzado por la ladera de la montaña (Obaga de Castellassos) y hemos divisado nuestro objetivo, casi 900m por debajo nuestro.

A partir de aquí han empezado dos horas terribles (porque nuestras piernas estaban ya muy al límite)  de bajadas, llanos, pequeñas subidas por caminos estrechos, a veces con la sombra de los árboles y otras bajo el implacable sol. En algunas partes cruzábamos riachuelos que dificultaban aún más la complicada bajada.

Finalmente, sobre las cinco de la tarde y tras diez horas de caminar hemos llegado a Tavascán donde nos esperaba Estela. Hemos aprovechado para hacer una foto de familia y tomar algo con nuestros acompañantes. Por la noche en el cámping de Bordes de Graus hemos disfrutado un momento de la compañía de Albert i Roc.

Lo mejor de la travesía ha sido poder disfrutar de la naturaleza en su estado más puro, por caminos muy poco transitados (excepto el día de la Pica d'Estats donde si encontramos a bastante gente), atravesando parajes preciosos. También ha sido un placer compartir con otras personas que hacían nuestra misma ruta algunos tramos del camino, paradas para almorzar, noches en los refugios y conversaciones variadas.

No puedo dejar de mencionar que ha sido fantástico realizar esta aventura toda la familia junta y compartir la experiencia con los niños que además no se han quejado ni una sola vez del cansancio, el peso de la mochila, el calor ni de que se les hubiera acabado el agua de la cantimplora.

Hay que decir que hemos tenido mucha suerte con el tiempo que ha hecho, aunque por las tardes hemos pasado calor, con lluvia o niebla el camino hubiera sido mucho más dificultoso de realizar.

Lo peor, lo duros que han sido algunos trozos del camino. Nosotros pensábamos que veníamos en muy buena forma física pero el algún momento nos ha costado esfuerzo acabar la etapa.

Ahora nos queda escoger la siguiente:

- La Alta Ruta de los Perdidos.
- La Carros de Foc.
- La Cavalls de Vent.
- Otras rutas.