domingo, 11 de agosto de 2013

Dia 38. Panguitch, Tuweep (Arizona).

Hoy es la única jornada de las vacaciones en que no tenemos reservado el alojamiento para dormir y hemos titulado el día como La aventura es la aventura.

De camino a nuestro verdadero objetivo del día hemos hecho dos visitas. 

La primera bastante sorprendente, al Coral Pink Sand Dunes State Park, en el que en medio de montañas con bosques se encuentra una franja llena de dunas con arena color salmón.





En este escenario han rodado varias películas por ejemplo Alí Babá y  Arabian Nights. Caminar por la arena del desierto es bastante difícil, nos hundíamos todo el rato y hemos acabado quitándonos las botas y andando descalzos. 





Con el Coral Pink damos por finalizado nuestro paso por Utah, el estado con más parques naturales del país y entramos en Arizona.

También nos hemos parado en el Pipe Spring National Monument, un lugar en medio del desértico Arizona en el que hay una fuente. Fue asentamiento de pueblos indios y más tarde de los Mormones cuando llegaron a colonizar esta zona. Hay una recreación de como era la vida de los mormones en esta zona hace 200 años y conserva las viviendas y muchos objetos cotidianos de esa época.


Y poco a poco nos hemos ido acercando a nuestro destino de hoy, el Toroweap Overlook que se encuentra dentro del Grand Canyon National Park, un mirador sobre el Cañón y el Río Colorado en su parte norte, la menos turística y apartada. Y dentro de esta orilla norte, el Toroweap es un lugar casi desconocido y con apenas visitantes. Para llegar a él hay que recorrer 100 km de una pista sin asfaltar y allí nos hemos metido nosotros con nuestro Chrysler Town&Country sin saber muy bien qué nos íbamos a encontrar.

La primera parte del camino ha discurrido por una llanura de matorrales. Teníamos unos bocadillos y Txus decía que nos pararíamos a comer cuando encontráramos una sombra (me parto y me troncho). 


Más tarde la pista atravesaba una zona de volcánica llena de cráteres ya redondeados y las negras rocas basálticas cubiertas de vegetación.




Y en el último trozo del recorrido, más montañoso y con árboles, la pista hasta entonces bastante llana se ha vuelto casi impracticable para un coche como el nuestro que no es 4x4 ni alto. En un par de ocasiones hemos pensado en darnos la vuelta, pero llevábamos 95 km de camino sin asfaltar y sólo nos quedaban 5 km para el final. Así que sufriendo un poco hemos conseguido llegar a la zona de acampada del Toroweap.

Aquí sólo hay 9 sitios para plantar la tienda, el primero que llega lo ocupa, y los únicos servicios son una mesa de picnic y un water-letrina. El agua que necesites para beber o lavarte tienes que traerla y evidentemente no llega la electricidad. En este lugar apartado del mundo en el que sólo se escucha el sonido del viento y con otras tres familias más diseminadas entre las rocas hemos plantado por primer día nuestra tienda de campaña. Hugo está emocionado, deseando que llegue la hora de dormir para meterse dentro, pues será la primera vez que duerma en tienda.



Hay que caminar un poco para llegar al mirador sobre el Gran Cañón del Colorado. 

Un precipicio de 880 m y al fondo el Río Colorado, con el agua café con leche. Parece mentira que un río que tampoco es tan grande haya excavado todo ese cañón, un trabajo diario y constante de millones de años. Da vértigo asomarse al borde y es tan profundo que en muchos puntos ni siquiera ves la parte más baja. 



La otra orilla, inalcanzable, a la que no llegaremos hasta dentro de tres días pues ninguna carretera cruza este asombroso barranco y necesitamos viajar hacía el este para poder atravesar el río cuando ya no haya cañón.





A la vuelta de la excursión ha venido un ranger voluntario a echar un vistazo y nos ha dado permiso para hacer fuego. Así que hemos encendido una pequeña barbacoa para hacer la cena y Txus McGiver (jeje) con su navaja multisusos ha convertido unos palos en pinzas para darle la vuelta a la carne.

Nuestra cena, viendo anochecer con el cañón como fondo y en medio de tanta tranquilidad ha sido estupenda.






Y ahora vamos a acostarnos, no sin antes contemplar un rato el cielo de luna creciente repleto de estrellas, con la suerte de que algunas de ellas han sido fugaces.


Ver USA38. Panguitch-Tuweep Overlook en un mapa más grande

Millas del día: 180.

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