lunes, 6 de julio de 2015

La Porta del Cel. De Certascán a Pinet. Etapa 3.

Hemos llegado agotados, tras 10 horas de caminar en un día con un sol radiante. El trayecto de hoy ha sido muy duro, a todos nos han salido ampollas en los pies y nuestras fuerzas estaban al límite al llegar al refugio.

La etapa se componía de cuatro conjuntos de bajada-subida, en cada uno de los cuales atravesábamos un valle y llegábamos al siguiente.

La primera bajada la iniciábamos desde el refugio de Certascán a las 7:10 h y con una temperatura muy agradable, ni siquiera hemos tenido que sacar la manga larga de la mochila, lo que nos hacía vaticinar que el mediodía y la tarde iban a ser calurosos.


Porta del Cel. Lago en el río de Certascán

Esta bajada ha sido bastante corta y enseguida nos hemos encontrando subiendo hacia el collado de Llurri por un camino que hacía un zigzag perfecto y que podéis ver si os fijáis bien en la fotografía de abajo.

La Porta del Cel. Subida al Coll de Llurri en Zig-Zag



La Porta del Cel. Empezamos la ascensión al Coll de Llurri



En menos de una hora hemos llegado al Coll. Desde allí las vistas son muy bonitas. Mirando hacia atrás (el Oeste) se puede ver el Pico del Certascán y agudizando la vista el refugio.

Porta del Cel. Coll de Llurri. El Certascán al fondo y el refugio

Una vez en el collado ha empezado la segunda bajada del día por un cómodo camino que nos ha llevado hasta el lago Romedo de Dalt, muy pintoresco, con su isla con árboles.




Porta del Cel. Estany de Romedo de Dalt



La luz de primera hora de la mañana reflejaba la imagen de las montañas en la superficie del agua formando un espejo perfecto.

Porta del Cel. Estany de Romedo de Dalt


Luego hasta el Romedo de Baix y durante un trecho hemos rodeado este lago, sin subidas ni bajadas.


Porta del Cel. Estany Romedo de Baix

Porta del Cel. Aspres de Broate (creo)



Porta del Cel. El Romedo de Baix desde el inicio de la ascensión al Port de l'Artiga

Hemos encarado la segunda subida del día, unas dos horas, hasta el puerto de l'Artiga, donde se encuentra la frontera con Francia, encontrando riachuelos, cascadas y neveros por toda la ladera.


A media ascensión hemos parado a almorzar y a contemplar de nuevo las magníficas vistas del Coll, Lago y Refugio de Certascán.

Porta del Cel. Pic y Agulla de Guerossos. Coll, Lago y Refugio de Certascán.

Porta del Cel. A la derecha el Port d'Aulús y detrás Francia

Porta del Cel. Arriba del Port de l'Artiga.


Hasta este momento habíamos caminado con Pablo y Vanessa, una pareja granadino-salmantina con la que coincidimos durante toda la ruta. Aquí ellos han parado a comer y pero nosotros hemos preferido dejar la comida para un poco más tarde.

Ha sido muy espectacular al volver la vista atrás ver muy a lo lejos el refugio de Certascán del que habíamos salido esta mañana, con una cordillera entre él y nosotros y ser conscientes de todo el camino que habíamos recorrido ya y del desnivel del mismo.

Esta primera mitad del camino había sido bastante plácida pero a partir de este puerto ha comenzado la parte dura del recorrido de hoy. Las guías de montaña que habíamos consultado ya  explicaban que el tramo francés de la jornada discurría por terrenos escarpados sólo aptos para montañeros experimentados.

Porta del Cel. Bajada del Port de l'Artiga por la vertiente Francesa

A partir del puerto de Artiga nos esperaba una bajada inhóspita por una ladera donde los tramos de  nieve se combinaba con otros formados por grandes rocas graníticas que teníamos que bajar saltando de una a la otra.





Al llegar a un prado lleno de riachuelos nos hemos desviado del GR y a partir de aquí las marcas del camino han pasado a ser de pintura amarilla, muy espaciadas entre ellas y nos ha sido difícil encontrar e ir siguiendo la ruta.



Porta del Cel. Atrás queda el Port de l'Artiga

La subida (tercera del día) hasta del collado de la Punta de Recós ha tenido primero una parte bastante agradable aunque muy empinada, entre matas de flores rosas que nos llegaban casi a la rodilla, hasta llegar al Etang de Montestaure, que todavía conservaba algún trozo de hielo flotando en la superficie.

Porta del Cel. Subiendo al Étang de Montesaure


Porta del Cel. Étang de Montesaure

A partir de aquí la subida se ha hecho muy árdua, teniéndonos que ayudar con las manos para subir y casi escalar en algún momento. Además, esta era la parte donde seguir el camino era más complicado.


Al llegar arriba de este collado ya hemos podido vislumbrar el refugio de Pinet, lo que no sabíamos era lo peliagudo que nos iba a resultar llegar hasta él, tres horas y media más. En la fotografía siguiente se ve a lo lejos el tejado del refugio.

Porta del Cel. Refuge de l'Étang du Pinet con el Pointe de Montcalm (2938m) a la derecha.

Ahora tocaba una bajada (cuarta de la jornada) casi vertical por una ladera de tierra y piedrecitas sueltas muy resbaladiza que cada uno ha superado como ha podido: derrape, culenbajen o caminar en cuclillas.

Porta del Cel. Picou de l'Estela

Porta del Cel. Pointe de Recós y bajada

Al finalizar esta bajada no veíamos nada claro por donde continuaba el camino pues un profundo barranco por el que bajaba un torrente caudaloso nos separaba del refugio. Sabíamos que sólo existía un paso habilitado para poder atravesar el barranco, pero las marcas del camino brillaban por su ausencia y no encontrábamos por donde ir.


Porta del Cel. El Ruisseau d'Estats impide el acceso directo al Refugio.

Así que hemos comenzado a remontar la ladera durante casi una hora, perdiendo el sendero a ratos, hasta que al final, ya sobrepasada la altura del refugio, hemos encontrado el paso. Había un caminito para bajar hasta el barranco, luego había que atravesar un nevero con mucha pendiente y como nuestras fuerzas estaban empezando a agotarse hemos decidido que el estilo tobogán era el más adecuado para la ocasión.

Porta del Cel. El Refugio desde el lado Oeste del barranco.

Porta del Cel. Nevero en el Ruiseau d'Estats



Y ya, para rematar la jornada, nos separaba todavía del refugio una pared vertical de unos 5 metros de altura que había que escalar con la ayuda de un paso equipado con cuerdas y clavijas para sujetarse y en el que era preferible no mirar atrás para no ver lo que dejábamos abajo.

Casi exhaustos hemos llegado al refugio, deseando ducharnos y descansar. Txus nunca ha estado tan contento de ver a un francés. A ver mañana como estamos de recuperados.




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