Último día para visitar Londres y todavía bastantes cosas en la lista de cosas pendientes para ver. Hemos empezado deteniéndonos en las calles que rodean nuestro apartamento y viajando en bus atravesando toda la zona de Fulham hasta la estación de metro de Gloucester Road (que se pronuncia Gloste' Road, alucina).
La primera parada ha sido Monument, una columna de 60,6 m de altura que conmemora el incendio que arrasó la ciudad en el 1666 cuya construcción finalizó en 1677. La altura coincide con la distancia a la que se encuentra el lugar donde se cree que se inició el incendio, una panadería en Pudding Lane regentada por Thomas Faryner, el panadero real, que según una teoría de Txus sin ninguna base científica ni etimológica tiene orígenes catalanes, por lo de farina.
Desde allí nos hemos dirigido en metro a Liverpool Street Station que fue a la estación a la que llegamos desde el aeropuerto y por la que habíamos pasado ya varias veces en nuestros transbordos pero que no habíamos visto desde el exterior.
El edificio tiene bastante encanto y la zona en la que está también. Casas de un dos o tres pisos de ladrillos de tonos diversos ocupan todo el barrio de Spitalfields. El Old Spitalfields Market del siglo XIX aloja puestos en los que venden objetos diferentes de los demás mercadillos que hemos visto en la ciudad, chisteras, cojines muy originales, targetas en 3D, joyas realizadas con chips o con piezas de lego, gorros de niño inspirados en los de aviador…
Tras pasear un rato por el mercado hemos ido hasta la cercana Brick Lane, una calle que hace 500 años conducía a las fábricas de ladrillos, que luego alojó la Old Truman Brewery, la fábrica de cervezas más grande de Londres, y en la que hoy en día tienen sus negocios los hindús y los thailandeses.
Los domingos esta zona también aloja un mercadillo en el que además de puestos de ropa abundan los de comida de todo el mundo, la cocina etíope, libanesa, china, hindú, mejicana, española y de otras muchas más nacionalidades mezclan sus aromas a lo largo de la calle.
Después de comer hemos ido hasta el British Museum, no podíamos abandonar la ciudad sin haber contemplado una parte de su extensa colección.
La piedra Rosetta ha sido nuestra primera visita, y como es imposible ver todo el museo en un par de horas hemos elegido una selección de las piezas más famosas: los toros alados de Jorsabad, las esculturas del Partenón, el busto de Ramses II, algunas momias egipcias, el ajedrez de la isla de Lewis, un moai, una figura funeraria china de 5000 años de antigüedad (Jade Cong) y una armadura samurai han sido algunos de los objetos que nos hemos detenido a admirar.
Con puntualidad británica y un poco de malos modales a les 5:20 h los vigilantes del museo nos han echado de las salas que iban cerrando rápidamente en cuando salía el último visitante.
Y el otro famoso estadio de futbol de la ciudad, el Emirates Stadium del Arsenal ha sido nuestra última visita del viaje, y al igual que el del Chelsea sólo lo hemos visto por fuera.
Hemos acabado el día con una cena en el pub que se encuentra delante del apartamento con comida y cerveza típica inglesa.
Hemos podido visitar casi todo lo que queríamos pero de manera superficial, ya que excepto en los museos no hemos entrado en ningún otro monumento para hacer un recorrido del interior. Mañana en cuanto nos levantemos y acabemos de hacer las maletas nos vamos al aeropuerto para volver a casa.
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