Vaya desastre nuestro último día en Extremadura. Hemos ido a visitar este valle y todas las oficinas de turismo del valle y el monasterio del Yuste estaban cerrados por descanso semanal.
Llevábamos algunos lugares para ver que habíamos visto en internet pero no sabemos si se nos ha pasado algo importante.
Como hoy hemos madrugado hemos empezado a ver el valle cuando todavía el calor no apretaba y hemos aprovechado muy bien la mañana.
La carretera que recorre el valle tiene a un lado las montañas frondosas de la sierra de Gredos y al otro la planicie mucho más seca. A media altura de la ladera discurre la carretera que une todos los pueblos del valle y que va siendo atravesada contínuamente por numerosos ríos cada uno de los cuales forma una garganta al descender por las empinadas laderas.
Hemos empezado por el puente romano de Madrigal de la Vera, casi en el límite con la província de Ávila. De hecho el puente salva la Garganta de Alardos, límite natural entre Extremadura y Castilla-León.
De allí nos hemos ido a Villanueva de la Vera, un pueblo precioso, que fue declarado Conjunto Histórico Artístico en el año 1982, por su arquitectura popular formada por casas construidas con vigas de madera, adobe y piedra.
El conjunto está formado por su Plaza Mayor, pórticada y con una fuente en medio y presidida por el Ayuntamiento y las calles que la rodean. Hemos aprovechado para aprovisionarnos del típico pimenton agridulce de la zona, aunque no hemos conseguido ver ninguna plantación de pimientos. Debe ser que ya los han recolectado en esta época del año.
En las afueras de Villanueva nos ha costado un poco encontrar el camino de entrada para ver la Cascada del Diablo, formada por saltos de agua que van formando pozas. Una escalera de piedra un poco vertiginosa que te permite ir descendiendo junto a las cascadas por la empinada pared de roca, toda una experiencia para los más atrevidos.
Hemos continuado valle abajo, atravesando entre otros Jarandilla de la Vera, un pueblo con un castillo-palacio convertido en Parador de Turismo y que tiene un jardinero municipal que da formas caprichosas a todos los setos de la población.
En Cuacos de Yuste, un pueblo pequeño con muchas fuentes y un par de plazas preciosas, hemos paseado durante un rato y de allí nos hemos dirigido al monasterio de Yuste, donde residió y murió el Emperador Carlos V, pero que estaba cerrado por fiesta semanal.
A pocos kilómetros se encuentra Garganta de la Olla, donde hemos descansado a comer, contemplar la garganta del río, con cascada incluida y bañarnos un rato en la piscina natural (Las Piletillas) de aguas heladas con rocas que forman toboganes improvisados donde todos los niños y no tan niños hacían cola para tirarse.
Hemos vuelto pronto a Plasencia, donde hemos disfrutado un rato de la piscina de la casa donde nos alojamos y hemos dedicado las horas de la tarde que nos quedaban a descansar un rato y a visitar Plasencia.
No hay comentarios :
Publicar un comentario