Hemos salido de Venecia en dirección a Triestre, el último pueblo italiano antes de entrar en Eslovenia y Croacia.
Para pasar de Italia a Croacia hay que atravesar Eslovenia durante unos 10 km, para no tener que pagar una vignette de autopista para esta distancia hay que salirse en dirección Skofije en la primera gasolinera que hay al cruzar la frontera y así puedes ir por la carretera.
Otra cosa que hay que saber es que en Italia la gasolina es mucho más cara que en sus paises vecinos, por lo que la primera gasolinera Eslovena estaba llena de coches que habían apurado el depósito.
La primera visita del día ha sido a Koper, un pueblo esloveno con un puerto de mercancias muy importante, ya que está en la poca franja costera que tiene este país. Hemos ido hasta el centro histórico donde hay una iglesia y un castillo de estilo gótico veneciano.
Tras cruzar la frontera y entrar en Croacia hemos parado en Porec, Rovinj y Pula, tres localidades costeras demasiado turísticas para nuestro gusto. Estas tres ciudades están en una península que históricamente ha estado muy influenciada por Venecia, por lo que de alguna manera, aún estando en la ex-yugoslavia es como estar en Italia. Las referencias a la cultura italiana y la presencia de signos de identidad del Ducado de Venecia son evidentes a cada paso, en la gastronomía, en el uso de la lengua, en la arquitectura...
En Porec hemos comido muy bien en Pizzeria Nono (Zagrebacka 4) y después hemos tenido nuestro primer contacto con la costa del Adriático que todos esperábamos.
Luego siguiendo el Decumanus, una calzada romana que es la calle principal del pueblo, hemos llegado a la Basílica Eufrasiana, una basílica de estilo bizantino del S. VI que es Patrimonio de la Humanidad.
Tiene unos mosaicos en la puerta de entrada y en el ábside hechos con oro y alabastro que son dignos de contemplar. En el arco del ábside una de las pinturas es de Santa Tecla.
Dentro del recinto también hay restos muy bien conservados de mosaicos romanos que formaban el suelo de un antiguo templo situado en el mismo lugar.
De allí nos hemos dirigido a Rovinj, con un puerto pesquero en el que hay una torre del reloj con león veneciano y una colina a la que se accede por estrechas callejuelas de escaleras y cuya cima está la Iglesia de Santa Eufemia, cuyo campanario está coronado por una estatua-veleta de la santa.
La última parada del día ha sido Pula, en esta ciudad, más grande que los dos pueblos anteriores lo primero que hemos hecho ha sido ir al apartamento donde vamos a pasar la noche y dejar las cosas. Luego hemos caminado hasta el centro histórico de la ciudad, que también está junto al mar.
En Pula hay un anfiteatro romano del S. I, construido para albergar luchas de gladiadores. También hemos visitado la Plaza del Forum, donde se encuentra el Ayuntamiento y el templo romano de Augusto. Si esto es como estar en Tarragona, tienen lo mismo que nosotros !!! Por último hemos caminado hasta los tres arcos romanos que hay en el centro de la ciudad, el Arco de los Sergios, la Puerta de Ulises y la Puerta Gémina.
El serbo-croata es un idioma imposible de entender para nosotros (si resulta que el país se llama Republika Hrvatska) y no se parece en nada a ninguna de las lenguas que conocemos así que hemos usado el italiano para comunicarnos con los habitantes de este país. ¿ quien nos iba a decir a nosotros que el poco italiano que sabe Txus y las cuatro palabras que sabe Estela nos iban a servir tanto? El camarero del restaurante donde comimos nos decía que con los españoles le cuesta siempre mucho entenderse pero que con nosotros no había tenido problemas. De lo que no estamos seguros es si al sur del país también lo hablaran o nos tendremos que comunicar por señas.
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