lunes, 14 de julio de 2014

Kotor y Perast. Día 11.

Hemos salido de Dubrovnik y nos hemos detenido en la carretera a ver la ciudad desde el lado este.






Nuestro destino de hoy era Kotor en Montenegro, a sólo 100 km de distancia que nos han costado 2 horas y media de camino. Las carreteras no ayudaban a poder avanzar rápidamente pero además nos hemos encontrado a todos los camiones, furgonetas, autocaravanas y coches lentos de la región delante nuestro.

Hemos cruzado la frontera con Montenegro (Crna Gora en su idioma) y nos hemos dado cuenta que este país era diferente a Croacia. Muchos coches viejos y algunas fachadas de edificios sin pintar o con la pintura muy deteriorada.

Al cabo de pocos kilómetros hemos entrado en la bahía de Kotor, es una bahía muy cerrada (parecen fiordos pero no son de origen glaciar sino se formó a partir de un antiguo cráter de un volcán) en una de cuyas lenguas se encuentra la localidad de Kotor. Altas montañas de hasta 1000 m rodean el mar quedando una pequeña franja entre la orilla del agua y la falda de la montaña donde se agolpan la carretera, los pueblos y las playas.





Nuestra idea era ir a alguna de las playas de la bahía pero no ha hecho muy buen día, estaba nublado y el agua estaba fría así que hemos ido aplazando el baño “para después si hace bueno”.

Hemos pasado por varios pueblos, Strp ¡no tiene ninguna vocal! y Perast un pequeño pueblo con sólo una calle y 16 iglesias donde nos hemos parado a pasear.






Al final hemos llegado a Kotor, nuestro apartamento está dentro de las murallas y no ha sido nada fácil encontrarlo, aparcar el coche fuera de la muralla, pues dentro está prohibida la circulación, y trasladar el equipaje hasta el apartamento.





Kotor nos ha encantado, es una pequeña ciudad (más bien un pueblo) medieval totalmente amurallada con 14 iglesias, puentes levadizos, palacios de diferentes estilos, leones venecianos en las puertas de entrada y una muralla para defenderse de los turcos que se alza por la cresta de la montaña que hay tras la ciudad. A otra escala, pero nos ha recordado a la gran muralla china, que también serpentea por la parta más empinada de la montaña. La ciudad es Patrimonio de la Humanidad. Es curioso porque en la fachada de la catedral también se pueden ver caras, como en la Iglesia de Santiago en Sibenik, http://momasdeviaje.blogspot.com/2014/07/plitvice-zadar-sibenik-trogir-dia-8.html










Hemos paseado por el pueblo y luego hemos subido por la muralla construida gradualmente entre los S.IX y XIX hasta el fuerte de S. Iván a 260 m de altura sobre la ciudad. La muralla está medio derruida en algunos tramos y muy empinada en todos, pero el esfuerzo merece la pena, las vistas son espectaculares.









Hemos llegado al punto más alejado de nuestro viaje, mañana tomamos rumbo al norte para ir acercándonos a casa. Hemos viajado hasta ahora por la zona de la costa y volveremos por el interior de los Balcanes.

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