lunes, 7 de julio de 2014

Venecia. Día 4

Construida sobre 118 islas unidas por puentes es una de las ciudades más peculiares que hemos visitado. Como dice Edgar, parece como si fuera un decorado, como Port Aventura, un lugar donde casi todo es para turistas que abarrotan calles, monumentos, puentes y canales, paseando entre tiendas de recuerdos, hoteles y restaurantes.

El estado de Venecia, dirigido por los condes de Venecia existió entre el 697 y el 1797 año en que fue conquistado por Napoleón Bonaparte. La ciudad está llena de edificios y palacios medievales y góticos y hay tantos que al final pasas por delante de ellos sin ni siquiera fijarte. También es cierto que muchos de ellos no se encuentran en su mejor estado de conservación.






Para llegar del apartamento al centro histórico de Venecia hemos cogido un autobús y una vez en el Piazzale Roma hemos cambiado el medio de transporte y nos hemos trasladado en vaporetto por el Gran canal hasta la Piazza San Marco. Es un trayecto que hay que hacer porque permite una primera toma de contacto con la ciudad, sus edificios, sus canales y la manera que tienen los locales de moverse por la ciudad. Permite también ver las barcas de reparto de las mercancías que necesita la ciudad para abastecer a tanto turista.








La plaza San Marco es el lugar más famoso de la ciudad. El Palacio de los Duques de Venecia, la Basilica de San Marco, el Campanile y la Torre dell Orologio representan el poder de los Duques de la ciudad.





Hemos entrado a visitar el Palacio Ducal, lleno de estancias decoradas con frescos y con los techos decorados. Nos ha gustado la zona de la armería y la prisión, que estaba unida al palacio por el puente de los suspiros, ya que era el puente elevado que cruzaban los prisioneros entre la sala donde los juzgaban en el palacio y la prisión y allí suspiraban al ver el sol por última vez.








Al acabar la visita del palacio hemos estado un rato en la plaza y nos hemos dirigido al Ponte de l'Accademia, un puente inicialmente sólo de madera al que posteriormente se le añadieron elementos de hierro. Ir de un sitio a otro por Venecia es realmente complicado, las calles son laberínticas y como nunca puedes caminar en línea recta acabas dando mil vueltas para poder llegar al punto elegido y para encontrar lugares con puente para cruzar los canales. Cruzando el puente hemos entrado en el distrito de Dorsoduro.








De camino a la Iglesia de Santa Barnaba que sale en la película de Indiana Jones y la última cruzada compramos una cuenta de cristal de Murano para la pulsera pandora de Estela. Y llegamos al Campo de Santa Margherita, un lugar un poco alejado del bullicio donde hay varios sitios para comer a un precio razonable.





Después de unos platos de espaguetis, lasagna o pizza continuamos la visita turística hasta el Ponte de Rialto. Edgar, que ha visto mucho mundo es difícil de sorprender, pero este puente lo consiguió. Es un puente de piedra con dos galerías cubiertas a los lados que albergan tiendas, como fue el primer puente en unir los dos lados del gran canal y tenía mucho tránsito suponemos que fue algo natural llenarlo de comercios desde sus inicios.






Ya sólo nos quedaba volver al Piazzale di  Roma para coger el autobús de vuelta a Mestre, y queríamos pasar por el barrio judio, lo que no fue nada fácil ya que como he dicho antes las calles y los puentes forman un entramado en el que es fácil despistarse. Vimos la Sinagoga y una parte de la ciudad que parecía habitada por gente local y no por turistas. También pasamos por el Ponte delle Guglie en cuyas esquinas hay unas agujas verticales de mármol.





Finalmente llegamos a Mestre y al momento de haber entrado en el apartamento empezó de repente una tormenta que afortunadamente no nos cogió en la calle.

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