sábado, 12 de julio de 2014

Split. Día 9.

Seguimos con la ruta de lugares Patrimonio de la Humanidad y hoy ha tocado Split. Su centro histórico ocupa el recinto del antiguo palacio del emperador romano Diocleciano del s.III, que se creía una divinidad y era tan amante del lujo que se hizo traer para construir su morada marmol griego, esfinges egipcias, madera libanesa…,











Desde entonces la ciudad ha sufrido muchos cambios: en el s. VI convirtieron el palacio en una ciudad bizantina añadiéndole viviendas, en el S VII se aprovechó el mausoleo para construir una catedral añadiéndole un campanario románico y durante la época del dominio veneciano la ciudad se expandió a partir de la puerta Férrea (por la que entraban los esclavos) formando el barrio del Novi Grad.




El recinto romano conserva una buena parte de sus murallas y las hemos atravesado por la puerta Argentea, la más cercana al palacio del emperador rodeada de un mercadillo. Tras la visita a la zona "romana", hemos pasado al barrio veneciano y hemos acabado en la fachada marítima, donde se encuentra el puerto y desde la que se contemplan las murallas por fuera para dar una vuelta hasta la puerta del Norte, la Aúrea.








Llevábamos días intentando comer algún plato croata de verdad, pues aquí la comida tiene mucha influencia italiana y hoy lo hemos logrado en un restaurante que se encuentra al acabarse el Novi Grad. En la Konoba Varos (Ban Mladenova 7) Estela ha comido Cevapcici (pronunciado chevabchichí) que son una especie de salchicha-hamburguesa con salsa de pimientos, berenjena y ajos llamada ajvar, y Txus ha comido Pasticada, una carne marinada en vinagre y limón, cocinada con salsa de verduras y ciruelas acompañada de gnoquis.

Tras abandonar Split “sólo” nos quedaba llegar a Dubrovnik que visitaremos mañana. Los primeros 80 km de camino los puedes recorrer por la autopista pero luego ésta desaparece y da paso a una carretera de montaña de curvas que atraviesa algunas zonas más bajas de huertas en las que hay múltitud de puestos de verduras y frutas a pie de la carretera donde los agricultures venden sus cosechas.






Cuando finaliza la carretera de curvas de montaña empieza una carretera de curvas de costa, desde la que se divisa el mar salpicado de islas llenas de vegetación en su mayoría, puertos pesqueros, “playas” minúsculas o muelles habilitados para el baño.

Una pequeña franja de la costa pertenece a Bosnia-Herzegovina así que hemos tenido que cruzar la frontera dos veces durante el camino.




Aburridos de ir por las curvas tras una autocaravana a la que no podíamos adelantar nos hemos parado en una de las playas del camino y los niños se han dado un baño. El mar estaba totalmente en calma, el agua era muy transparente, como en toda la costa, algunos peces nadaban entre los bañistas y había erizos de mar en las rocas.




Finalmente hemos llegado a Dubrovnik y después de instalarnos en el apartamento hemos subido en coche hasta el Fort Imperial situado sobre una colina (al que también se puede llegar en teleférico y casi que es lo recomendable porque la carretera es difícil) para contemplar desde lo alto la vista de la ciudad de noche.



Licencia Creative Commons

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Vosotros probando comida croata... .. Y Edgar y Hugo??? Se han quedado sin comer?? Pobrecillos jejeje

TMT dijo...

No recuerdo muy bien, pero creo que han comido pizza.