En la parte norte del país los pueblos son más pintorescos, las casas no están apelotonadas como ayer y son mucho más bonitas y con encanto. Los pozos tienen una especie de caseta a menudo muy adornada para protegerlos y hemos vuelto a cruzarnos con montones de carros de caballos usados en los desplazamientos habituales de los habitantes de la región.
Hoy hemos dedicado el día a visitar algunos de los monasterios Patrimonio de la humanidad de la región de Bucovina.
Son monasterios fortificados construidos en el S.XVI en la época de amenaza de conquistas turcas y son excepcionales ya que las pinturas típicas de las iglesias ortodoxas no sólo se encuentran en el interior sino también en los muros exteriores. Estas últimas tras el paso de cinco siglos se conservan en bastante buen estado.
El precio de la entrada son 5 lei para los adultos y 2 lei para los niños o estudiantes. Además hay que pagar 10 lei si se quieren hacer fotos, aunque en el interior de las iglesias está prohibido.
Los regentan monjas, todas vestidas de negro, con un amplio dominio de como comunicar los precios y las normas del monasterio en cualquier idioma. Están dedicadas a la vida religiosa y no cuidan su aspecto haciéndose notorio el “vello facial del labio superior”.
Los hombres en pantalón corto no son bienvenidos y las monjas te prestan unas faldas-pareo para tapar las piernas.
Algunas de las escenas representadas en los muros exteriores se van repitiendo en varios monasterios:
- el juicio final, con una lengua de fuego que baja al infierno pecadores encadenados,
- la puerta del cielo custodiada por San Pedro con la llave, haciendo entrar al cielo a los buenos cristianos.
- representaciones de santos y ángeles
- las torturas o milagros de algunos santos
- escenas bélicas como el asedio de Constantinopla por los turcos con turbante
- animales exóticos que seguramente el pintor no había visto nunca en la realidad, como elefantes, leones y pulpos.
El primero que hemos visitado ha sido el Monasterio de Humor. Junto a él hay otro monasterio más nuevo que en un principio te puede hacer confundir de recinto. Tiene una torre fortificada a la que se puede subir y todo el interior está repleto de cuidados jardines con flores. Predominan los tonos rojizos y es destacable la escena situada sobre el pórtico principal de los doce apóstoles sentados en un largo banco.
En Voronet, tras aparcar el coche, hay que caminar por una calle repleta de puestos ambulantes de souvenirs que conduce a las murallas que rodean el monasterio. Sorprende saber que fue construido en menos de cuatro meses. El color azul claro usado en las pinturas exteriores de este monasterio no se encuentra en ningún otro de la zona, y es llamado azul de Voronet.
Al llegar a Moldovita llovía, el monasterio tiene una estructura muy parecida a los dos anteriores, aunque aquí el recinto formado por las murallas es totalmente cuadrado y el color ocre de los frescos destaca sobre todos los demás.
Hemos comido a unos cinco kilómetros del monasterio, en Casa Mario, en un comedor tradicional que ellos llaman terraza con bancos cubiertos de pieles de animales y manteles bordados.
La carta incluye platos típicos del país: hemos comido ciorva, tochitura y sarmale. De postre el tradicional papanasi, una especie de donut frito relleno de mermelada y cubierto de crema. Normalmente la ración de papanasi consta de dos donuts, pero os recomendamos compartir el postre, porque llena muchísimo.
Después de comer nos hemos dirigido de vuelta a Suceava atravesando el puerto de montaña de Paso de Ciumarna. Subiendo la montaña los paisajes eran preciosos: prados y bosques alpinos salpicados de casas típicas de la zona. Desgraciadamente al llegar al puerto llovía y la niebla no nos dejaba ver apenas nada, por lo que no hemos podido disfrutar de las espléndidas vistas del valle que anunciaba la guía.
El último monasterio de la ruta ha sido el de Dragomirna, situado en medio de un bucólico bosque y junto a un lago. Este monasterio del S.XVI, es posterior a los visitados esta mañana y no tiene pinturas exteriores. Destaca la gran altura de los muros y de la iglesia. Además la nave de la iglesia es muy estrecha y alargada y tiene un cimborrio ricamente tallado, un cordón de tres hilos tallado rodeando todo el edificio de la iglesia representa la Santísima Trinidad. Se puede subir a las murallas y caminar por encima.
De vuelta a Suceava hemos paseado por el centro de la ciudad, que no tiene demasiado encanto.
Hemos ido hasta la Ciudadela fortificada en la parte más elevada de la ciudad y al monasterio de San Juan el Nuevo regentado por monjes que visten un traje negro idéntico al de las monjas que hemos visto esta mañana.
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jueves, 6 de julio de 2017
Suceava. Monasterios de Bucovina
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