Viscri es una visita imprescindible.
Se accede por una carretera de 7 km a trozos sin asfaltar y con enormes agujeros en los trozos asfaltados. Pero enormes de verdad, que como se te meta un neumático no sales de allí.
Pero el accidentado camino ha merecido la pena. En un entorno totalmente rural, calles de tierra o de adoquines con las casas de colores típicas de la zona y coronadas por una iglesia fortificada blanca de la época medieval.
Como era última hora de la tarde la mayoría de turistas ya se habían ido y nos hemos encontrado un pueblo lleno de niños correteando por la calle, gallinas, gansos, y vacas que sin ayuda de nadie volvían de los pastos y se dirigían solas hasta su casa.
El pueblo es Patrimonio de la Humanidad y está muy bien conservado en parte por el soporte económico de la fundación Mihai Eminescu Trust en la que colabora el príncipe Charles de Inglaterra. Los colores de las fachadas conbinan muy bien con el color de las tejas. Las casas están llenas de detalles, tallas en las puertas, molduras, ...
Todas las casas tienen la misma estructura, tejado a 3 aguas, puerta grande para el patio y pequeña para los peatones.
Nos hemos alojado en una de las casas convertidas en alojamiento rural Viscri 44. Sin muchas comodidades, sin internet ni aire acondicionado y con cuartos de baño sencillos pero limpia y con mobiliario tradicional. Ha sido toda una experiencia compartir el patio con las gallinas, cenar en las mesas del porche y despertarse por la mañana por el sonido de los múltiples animales del pueblo.
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martes, 11 de julio de 2017
Viscri
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