Ya estamos en Europa !!! Nos hemos levantado muy temprano para coger el tren que nos ha llevado a Tallinn. Al llegar a la frontera rusa el tren ha parado durante casi una hora y unos funcionarios de aduanas con cara de enfadados se han llevado nuestros pasaportes y nos los han devuelto al rato. No teníamos muy claro si íbamos a tener problemas para salir del país, pues el tema del registro diario de pernoctación que sólo habíamos hecho la primera noche de hotel no sabíamos lo importante que era. Además habíamos leído informaciones contradictorias sobre si era obligatorio o no hacerlo si permaneces menos de 7 días laborables y sobre si la responsabilidad es del alojador o del huésped.
Finalmente hemos pasado los controles fronterizos satisfactoriamente y tras otro control aduanero hemos entrado en Estonia.
Que alegría volver a leer el alfabeto latino en todos los carteles y que mucha gente te entienda en inglés.
Casi siempre que voy de vacaciones a otro país, al irme, me quedo con las ganas de haber estado más días, para poder visitar más cosas y impregnarme un poco más de la cultura, tradiciones y gentes de la zona. O con ganas de volver para seguir descubriendo lo que me ha quedado pendiente.
La sensación al salir de Rusia ha sido diferente, más bien de alivio. Era un país donde no teníamos muy claro las dificultades burocráticas con las que nos podíamos encontrar, pues tienen normas para todo y con lo poco serviciales y amables que son en general es muy difícil poder saber si estás cumpliendo con todo lo que te requieren.
Nos ha gustado visitarlo, es monumental y muy diferente de todos los otros países a los que habíamos viajado, pero creo que con una vez hemos tenido suficiente.
Al llegar a Tallinn, hemos comido en la nueva zona de moda en la calle Telliskivi, una zona que ocupaban unos antiguos almacenes junto a las vías del tren y que está siendo reconvertida en una zona con mucha vitalidad. Después de haber comido y habernos instalado en el apartamento hemos salido a visitar la ciudad mientras Hugo iba cazando Pokemons.
El centro histórico, Patrimonio de la Humanidad, no es demasiado grande y se puede recorrer paseando tranquilamente en un rato. Es una colina rodeada de una muralla con torreones medievales, se conservan 25 de los 35 que había originalmente. En su interior hemos encontrado fortalezas, casas de comerciantes, almacenes con poleas en las ventanas superiores, calles empinadas y adoquinadas, la plaza del ayuntamiento, iglesias cristianas y ortodoxas. Hemos podido volver a escuchar un trozo de la misa cantada en la iglesia ortodoxa de Alejandro Nevski.
Junto a una de la Puerta Marítima de entrada de las murallas se encuentra la torre de Margarita la Gorda, llamada así por lo ancho de sus muros, y a lo largo de la historia ha sido usada como polvorín, prisión y almacén.
En la parte oeste de la ciudad vieja, en la zona del exterior de las murallas, hay unos jardines muy originales ya que en 2013 hubo un festival de diseño de jardines y se conservan las creaciones de ese evento.
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