sábado, 24 de agosto de 2013

Día 51. San Luis Obispo, Los Angeles

Hoy hemos seguido de nuevo la costa, de San Luis Obispo a LA. Este tramo es de costa baja con playas de arena fina. 

Y nos hemos ido parando en las playas más famosas en las que hemos encontrado todo lo que uno espera de una playa californiana, menos lo más importante: que haga calor. 

Primero la de Santa Bárbara, con el muelle sobre columnas de troncos de madera. En cuanto nos hemos acercado a la orilla hemos comprendido porque no había nadie en el agua, estaba congelada.









Un poco más al sur han empezado las playas con las típicas casetas de vigilantes de la playa y hemos comprendido porque son cerradas, es que si no se congelarían los pobrecitos. Casi todas las playas estaban llenas de gente que pasaban el día aunque no apetecía mucho.

Si queréis bañaros en la playa nunca vengáis a California. El agua del Pacífico está muy fría, hay tiburones, siempre sopla el viento y la franja de la costa acostumbra a estar cubierta de niebla. En fin, un desastre. Sólo se aventuran a entrar en el agua los surfistas y los remeros de kayac.






Muchos pelícanos y gaviotas volaban a lo largo de la costa.

Hemos parado también en la playa de Malibu y hemos visto la de Santa Mónica, que tiene un pequeño parque de atracciones en el muelle.

Escuchando la canción de Cadillac Solitario de Loquillo "siempre quise ir a LA, dejar un día esta ciudad…" hemos entrado en Los Ángeles. 

LA es un lugar muy extraño. En realidad no es una ciudad, si no una inmensa zona metropolitana en las que diferentes ciudades más pequeñas se conectan mediante autopistas. Es un lugar poco acogedor y bastante caótico o al menos es la sensación que hemos tenido nosotros.

El primer sitio elegido para visitar ha sido Hollywood. En Hollywood Boulevard ( son de lo más originales estos americanos poniendo nombres a los sitios) está el Kodak Theatre donde se entregan los Oscar, el adyacente Grauman's Chinese Theatre que también ha sido sede de estos premios en alguna ocasión y las letras en la montaña, que por cierto se ven muy pequeñas. 





Pero lo más esperado por nosotros eran las estrellas del suelo con nombres de artistas. Nos hemos hecho fotos con las que más nos han gustado, Estela con Patrick Swayze, Txus con Penélope Cruz, Edgar con Chuck Norris, Hugo con Mickey Mouse.

Nosotros esperábamos algo más elegante, pero el Hollywood para turistas es en realidad una sola avenida bastante fea a la que le han añadido unos cuantos elementos para hacerla famosa. Las calles de los alrededores no tienen nada de interesante, casas y edificios más bien feos y gente con una pinta un poco rara forman el resto del área.



De allí nos hemos ido a Beverly Hills, que aunque en el mapa parezca que está al lado hemos tardado más de media hora en llegar. Eso sí que es glamour y elegancia. En Rodeo Drive hemos encontrado casas de ricos, Estela buscaba la de Brenda de Sensación de Vivir.  

Luego una zona llena de palmeras con las tiendas más caras y lujosas que es donde Julia Roberts se compra la ropa en Pretty Woman. 


Por la calle vimos Porches, Mercedes deportivos y un Lamborgini, en consonancia con el nivel de los que viven por allí.
Hemos paseado y evidentemente no hemos comprado nada. Para hacerse a la idea de como van los precios aquí, por ejemplo en una galería de arte vendía cuadros de Miró y Dalí.
En todas las joyerías los escaparates que daban a la calle y los expositores de dentro de la tienda estaban vacíos, deben tenerlo todo en la caja fuerte. 

A veces los precios caros no son sinónimo de buen gusto, porque en algunos escaparates había ropa verdaderamente horrible. 



Después de contemplar, entre otros, los diseños de Bulgari, Chanel, Dior, Louis Vuitton, Hermès, Ralph Lauren, Roberto Cavalli, Versace, Yves Saint Laurent hemos decidido que ya volveríamos cuando nos tocara la primitiva.




Teníamos que ir a dormir a Pico Rivera, pero como LA es tan grande al volver al coche hemos visto que se encontraba a 50 km, así que pasando por unas cuantas autopistas nos hemos dirigido hacia allí para cenar cerca del hotel.

Si queréis aprender inglés nunca vengáis a California. Está lleno de hispanos y aquí lo que impera es el spanglish. 
Muchos americanos nos preguntan de dónde somos, porque nos oyen hablar español pero no les cuadra el acento ni la pinta que tenemos con la de los sudamericanos.



Millas del día: 237

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